La seguridad de tus empresas es un tema de protección de tu personal, tu inversión en edificio, maquinaria e inventarios. Igualmente, las regulaciones gubernamentales, estándares exigidos por clientes y todo lo que esté relacionada con el cálculo de primas de seguros, dependen de las características y condiciones tanto de tus procesos como el sitio en el que operas. Uno de los temas de seguridad más predominantes está relacionado con la preparación y planes de contingencia contra eventualidades relacionadas con incendios; mientras mejores sean tus preparaciones, más seguro es tu edificio y más asequible serán las cuotas relacionadas con seguros y protección civil.
Existen dos tipos de protecciones, llanamente categorizadas
como activas o pasivas. Las de tipo
activo, son los sistemas que reaccionan ante cualquier evento, como lo son
alarmas y rociadores, incluso el uso de extintores de forma manual, por parte
de un trabajador (con previa capacitación básica). Aquellas de tipo pasivo son
las que se preparan desde que se diseña la construcción; todas las salidas de
emergencia, o los elementos de la edificación que retarden o reduzcan el
impacto de cualquier eventualidad. Gracias a la protección pasiva, podemos
estar más tranquilos al saber que hay medidas que nos protegen incluso en casos
que los sistemas activos puedan fallar. Aclarando, ambos son importantes, pero
las capas de redundancia nos darán más tiempo para reaccionar.
Ahora bien, ahondando en la protección pasiva, están los recubrimientos para superficie
que son retardantes o a prueba de fuego. Los dos principales son los recubrimientos cementosos y los
intumescentes. Para decidir sobre cuál aplica mejor para las
condiciones de tu construcción, te presentamos su origen y características:
Las capas ligeras de recubrimiento cementoso tienen origen
en las protecciones de concreto que se aplicaban en construcciones industriales
hasta mediados del siglo XX. Son de un relativo costo bajo y de resistencia a
temperaturas elevadas; las preparaciones densas de concreto fueron sustituidas
por las capas cementosas que eran menos pesadas
y de más sencilla aplicación. El factor a considerar es la mano de obra
relacionada que puede elevar los costos, siendo varias las capas las que deben
aplicarse. Su utilización es preferente en lugares secos, donde no se espera
que la superficie esté expuesta a vibraciones o impactos. No es recomendable en
espacios donde haya niveles elevados de humedad, dado que se generará
invariablemente un espacio entre el substrato y el recubrimiento; dicho espacio
es ideal para el acumulamiento de humedad y propiciar corrosión desde el interior.
Por otra parte, los recubrimientos intumescentes trabajan
con otros principios. En lugar de generar una capa gruesa sobre la superficie
para proteger contra las flamas, su acción es entumecerse, carbonizando y
expandiéndose cuando se expone a temperaturas extremas. Dicha expansión viene a
producir el efecto similar que la capa cementosa produce, generando una
protección al generar volumen entre la superficie y el fuego, retrasando el
efecto del fuego sobre metales y estructuras, dándonos más tiempo para
reaccionar antes de un posible colapso. La ventaja que se tiene comparado con
los cementosos es que su aplicación es más sencilla, similar a la aplicación
tradicional de una capa de recubrimiento, reduciendo la oportunidad de que la humedad se asiente. De
hecho, la aplicación de más capas aumentará el tiempo que el recubrimiento
puede proteger la superficie.
Las capas cementosas siguen siendo viables para algunas
condiciones. Siendo de costo bajo, pueden usarse como una solución efectiva en
costos donde se permita. No obstante, las capas intumescentes cuentan con
tecnología más avanzada, con mayores beneficios, facilidad de aplicación y la posibilidad
de mejorar la protección a medida que se apliquen más capas.
Nuestros Pintores Industriales son expertos en el manejo y aplicación de pinturas intumescentes que pueden proteger tu inversión.
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